Porque un buen contrato no solo protege tu negocio, también tu paz mental.
Un mal contrato es como un paraguas roto, no te sirve cuando más lo necesitas
¿Te imaginas salir de cenar, tras haberlo pasado increíble, y encontrarte con una super tormenta y todo el mundo alrededor con la misma idea que tú: encontrar un taxi?
Don’t panic, piensas.
Caminaré un poco, saldré del mogollón y encontraré una luz verde.
Te pones en marcha, abres el paraguas y OMG, ¡está roto!
¿Qué crees que pasará?
a) Te enfadarás y maldecirás ese paraguas roto
b) Se estropearán esos zapatos que tan a gusto llevas
c) Cogerás un pasmo que te dejará sin ganas de nada
excepto de quedarte en la cama
d) Todas las opciones son válidas.
Un mal contrato es como un paraguas roto: no te sirve cuando más lo necesitas.
Por eso es importante que tengas, y que firmes, contratos que te protejan de verdad.

A Juan le estafaron 75.000€ por firmar uno que no entendía.

Cuando me consultó ya era tarde.
El asunto estaba siendo investigado en la Audiencia Nacional, el máximo responsable del engaño se había fugado del país, y había cientos de afectados.
¿Cuánto le hubiera costado una revisión previa del contrato?
Infinitamente menos que los 75.000€ que entregó, y se hubiera ahorrado toda la tensión que sufrió intentando recuperar su dinero.
Si hubiera podido revisar ese contrato le habría recomendado no firmar.
Quédate con estas 6 palabras y te ahorrarás muchos disgustos: no firmes lo que no entiendas, porque te puede salir muy caro (a Juan le costó 75.000€)

Transformo el asesoramiento legal en una experiencia cercana y amable.
Lo que dicen empresarios como tú.
Antes tenía una plantilla de contrato de otro nicho, adaptado como pude.
No me sentía segura sin un contrato hecho por un profesional, había muchos cabos sin atar, y no sabía si lo que ponía era legal.
Nos hemos sentido escuchados y has tenido en cuenta nuestro punto de vista en todo momento.
De este proceso me llevo claridad.
Me di cuenta de que es importante exponer de manera clara al cliente lo que aportamos, qué entra y qué no. Y hacerlo de forma profesional.
Ayuda a gestionar las expectativas y poner unos límites sanos para atraer a los clientes que realmente nos interesan.
¿Qué hace diferente a Una Abogada Diferente?
En el mundo legal no todo tiene que ser frío y distante.
Mi objetivo es acompañarte para que descubras en los conflictos legales una oportunidad de conocerte mejor y crecer.
Por eso, traduzco el lenguaje jurídico en soluciones claras, prácticas y hechas a tu medida.
«Cuidado si estás pensando en esto»
Que un contrato claro puede parecer “poco serio”
El mejor contrato es el que te da tranquilidad y seguridad, y eso “no casa” con un contrato que no se entiende bien.
Un buen contrato es el que deja las cosas tan claras que incumplirlo no es por error.
Y si tienes que ir a juicio, necesitarás un contrato que el Juez comprenda para que no le queden dudas de lo que se pactó.
Pudiendo hacerlo yo, mejor me lo ahorro
Hacer tú mismo un contrato está bien, hasta que te lo revisa un juez.
La factura que se paga por arreglar los problemas de un mal contrato siempre es más alta que la de un buen contrato.
Y si añades la factura emocional que pasa el tener un problema: incomodidad, intranquilidad, insomnio, … el coste de un mal contrato es desorbitado.
Mi negocio es pequeño, no tiene sentido la inversión
Un buen contrato es como los seguros de hogar: los tenemos para evitar riesgos.
Que tu negocio sea pequeño no significa que no tenga riesgos, y tampoco que estos vayan a ser pequeños.
Da igual que tengas un apartamento pequeño, o una casa con piscina, si pasa algo, quieres estar protegido.
Un contrato es una
herramienta de tranquilidad empresarial.
Si lo tienes claro, contáctame y preparamos tu contrato.
Y si tienes alguna duda, escucha este audio